Me gustaría dedicar esta publicación a una reciente experiencia vivida, personalmente de las más enriquecedoras y a la vez de mayor responsabilidad. Comienzo este post agradeciendo a las profesoras de primero de primaria "Los Arenales" de Cantalejo (Segovia), Berta y Lourdes, así como a su director Manuel Rodriguez, la oportunidad que me brindaron de servirles de apoyo por un día, en los conocimientos que ellos con su amplia experiencia, imparten diariamente.
Hace unos meses, por medio de lectores de mi blog me propusieron impartir una clase sobre aguas en el colegio de mi localidad natal, Cantalejo. Nunca había realizado una presentación para niños, era un gran reto que por supuesto acepté; la idea me apasionó y a pequeños ratos saqué tiempo, fui preparando la que para mí ha sido sin duda, una de las presentaciones más importantes hasta el momento.
Consciente en todo momento de la importancia de crear escuela en todos los ámbitos, y en concreto en el sector del agua, ideé un personaje animado el cual sería el encargado de ayudarme a transmitir y concienciar de la importancia de cuidar el agua, a los niños de 7-8 años a los que mi presentación iba dirigida. Quería contarles tanto, que tuve que hacer una selección para plasmar, desde mi humilde punto de vista, lo que resulta fundamental que aprendan los más pequeños.El trabajo de sintetización de contenidos, no fue una tarea sencilla, pero sí muy productiva.
Aconsejada por las profesoras, preparamos una clase no muy extensa, para dejar que los oyentes participaran en todo momento. Llegado el día, los niños/as me acogieron con una gran alegría y expectación. Tras presentarnos, mi ayudante llamado Fluvi y yo fuimos desarrollando y explicando a través de diferentes imágenes y vídeos, qué es el ciclo del agua o conceptos tan importantes como depuración, reutilización del agua, etc.
Sin a penas parpadear, los alumnos de primero de primaria del colegio Los Arenales de Cantalejo, conocieron de donde viene el agua que sale de los grifos de su casas, qué ocurre con ello una vez que dado el uso adecuado, y las posibles segundas utilidades que tiene tras pasar por un lugar casi mágico donde el agua se depura.
Los niños/as escucharon muy atentos también a Fluvi cuando les transmitió una serie de consejos para ahorrar agua mediante nuestros hábitos cotidianos. Ellos a su vez, de forma ordenada y espontanea nos fueron contando sus diferentes experiencias con el agua, sus aciertos y errores a la hora de utilizar y cuidar del agua, así como sus dudas a la hora de distinguir entre agua potable y agua depurada o por qué se le llama agua dulce al que nosotros consumimos. Interiorizaron frases como: “un grifo goteando supone muchos litros malgastando”.
Para finalizar, mi ayudante tenía preparada una última sorpresa para ellos y es que, tras haber permanecido atentos a la clase, tras comprometerse a seguir las pautas expuestas para ahorrar agua en casa y en el colegio, Fluvi les otorgó el título de vigilantes del agua y sus profesoras fueron las encargadas de hacerles entrega de su carnet acreditativo. Finalizada la clase recibí por parte de mi exquisito público un gran regalo; el abrazo espontaneo de cada uno de ellos y el deseo de que Fluvi y yo volviésemos pronto a visitarles.Muchos de ellos no quisieron dejar pasar la oportunidad de conocer si tenían que estudiar mucho para poder dedicarse al mundo del agua, cuando fueran mayores.
Fueron más de cuarenta niños y niñas los que permanecieron durante sesenta minutos atentos a nuestras explicaciones, con esas miradas ansiosas por saber más, interesados en todo momento por cómo podían ayudar a uno de nuestros recursos naturales más importantes, el agua. Sin duda para ellos fue una clase diferente, amena y de aprendizaje, pero tanto para mi ayudante Fluvi como para mí fue toda una máster class en la que tuvimos consciencia de primera mano, de la importancia de crear escuela, de difundir nuestros conocimientos entre grandes y también pequeños. Los niños de hoy son quienes el día de mañana difundirán nuestro legado. Dejémosles lo mejor de nuestro legado.
Fue mi primera presentación profesional para niños, y tras la gran satisfacción que me quedó (y que perdura en mi), espero no sea la última.